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Dadá Sonate.

 Dadá Sonate.

La Dadá Sonate comenzó a escribirse el 7 de junio de 2022, como un ejercicio rítmico. La primera docena de compases se completó en los días siguientes y quedó esperando hasta estas últimas semanas, en que pude retomar su escritura, con los resultados que aquí se muestran.

Como su nombre lo indica, bien pudiera ser que de Sonata la composición que aquí se ofrece no tenga ni siquiera el nombre. Como sea, en caso de que no sea una sonata propiamente dicha, sería una suite orgánica y debe interpretarse como un todo.

¿Es posible sobrepasar lo que en su momento hicieron Beethoven, Mozart, Bach?

Hace un par de meses, en alguna conversación que tuve con mi hija y mientras sonaba un cedé con algunas sonatas de Beethoven en la magistral interpretación de Kempff, tratábamos -sólo podemos hacer eso, un ‘intento’- de imaginar cómo sonarían los compases de la archiconocida sonata en C# menor, -con su adagio que prácticamente en estos momentos, es un patrimonio intangible de la humanidad-, cuando se escuchó por ‘el gran público’ hace poco más de doscientos años. Ese gran público, recién aceptaba a Mozart como parte del canon, y si la leyenda es cierta[1], comenzaba a olvidar a Bach, que sirvió y sigue fungiendo como tutor de generaciones y generaciones de pianistas.

¿Lo leí, lo soñé, lo inventé? En algún lugar alguien hizo un comentario muy puntual sobre la Quinta Sinfonía de Beethoven. Que tenía toda la forma de una sonata, pero llevada a los terrenos de la gran orquesta[2].

Así que allí tienen, como un homenaje mínimo y también como una muestra de agradecimiento, 3 citas que se pueden identificar fácilmente en la pieza: los compases iniciales de la Quinta Sinfonía, los compases iniciales de la Sonata en C mayor de Mozart y el motivo que abre el abrumadoramente insuperable ‘Wohltemperierte Klavier’ de Bach.

Advertidos estáis: escuchad bajo vuestro propio riesgo.

Francisco Arriaga.

México, Frontera Norte.

7/VI/2022-19/X/2023.


[1] Se dice que el ‘redescubrimiento’ de Bach ya entrado el siglo XVIII se debió a Mendelssohn, quien encontró en una carnicería las partituras de varias composiciones de Bach, que se estaban utilizando como papel de envoltura. Y también aquella noche, nos preguntábamos, si del canon de Bach no se habrá perdido alguna obra importante que haya ido a hacer brasas para un buen estofado en algún pudiente hogar alemán.

[2] Bien pudiera ser una cita deformada tomada de alguna página de ‘Las sinfonías de Beethoven’, de Ernesto de la Guardia, obra que leí hace una treintena de años.

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