ellas, las que... a esmeralda gallardo, presente brillan los faros, luces bicolores, y calla la ciudad, avergonzada de su propia desnudez mientras ellas abren los brazos en cruz, desafiando el olvido, la frágil podredumbre de la nota efímera y anónima que fue almacenada en un oscuro y protocolariamente policial archivero cerrados los puños, brazos abiertos, no cesan, no callan, van sin descanso calle por calle, buscando, mirando, escudriñando todos los rincones; buscan hijas, hijos, con la esperanza de no encontrarlos, no así, los quieren vivos, ojos risueños, voz de fiesta, manos suaves que amoldan horizontes, sueños jóvenes, viejas esperanzas que ya eran nuestras en el prohibido edén saben que unos y otros trabajan en el mismo bando: sus hijos, hijas, también lo supieron trágicamente, se los llevaron y nada valieron súplicas, gritos, ni los fuertes llantos, de ...
La letra mata. El Espíritu vivifica. Escribir, transfigura.