Azul es girasol floreciendo esencial: una búsqueda y dos encuentros. Aquel pueblo tenía forma de pez. [1] Un pez gigantesco, nadando de derecha a izquierda, custodiado por un cerro coronado con una capilla erigida en honor de la Virgen de Guadalupe. Las calles empedradas, un sol a plomo y el cansancio acuciado por el peso muerto de una escolar máquina de escribir colgando del hombro, hacían más pesado el regreso a casa. Aquella colina con forma de pez, y aquel guardián enhiesto y atento eran también las paredes de una prisión certera, amarga. Olor de establos, de leche bronca, olor de leña quemada por la mañana y por la tarde, algún autobús que medroso llevaba y traía mercancías diversas y alguna publicación impresa que desaparecía tan pronto como era colocada en algún estante de las dos o tres revisterías que había en ese entonces. Tal era Jalpa, viviendo a horcajadas entre Zacatecas, Guadalajara y Aguascalientes. No recuerdo si fue 1987 o 1988. Un suplemento c...
La letra mata. El Espíritu vivifica. Escribir, transfigura.