envidia envidio a los poetas de buena memoria que aprenden sus versos uno por uno, como quien aprende el psalterio a fuer de métricas henchidas de tesón y amor propio envidio a los poetas que en las tardes grises de lluvia y pulóveres recitan la palabra escatimándole tiempo al tiempo y defendiendo su derecho a escribir, buscando la metáfora que calce en el verso envidio la memoria memoriosa de quien recitar puede el poema escrito hace diez años, cabalmente, lo mismo que hizo en su tiempo el Aquinas con la Summa no me pidas lo mismo lo que escribo, inútil subterfugio del olvido, si algo vale ese algo será rescatado por un lector futuro y sólo por ello habrá sido tasado y salvado momentáneamente de la noche eterna leo las cosas que no recuerdo haber escrito y estoy seguro que fue otro alguien muy parecido a mí quien pensó y escribió con letra semejante, con ideas afines, y con una visión muy diferente del aquí y ahora que me enlaza a...
La letra mata. El Espíritu vivifica. Escribir, transfigura.